El día se encontraba muy soleado y qué mejor que fuera sábado para salir a disfrutar de la kermesse en la preparatoria.
Pablo se encontraría con Carolina para asistir juntos al evento, así que ambos estaban listos para una tarde prometedora de diversión.
Llevarían si a caso cuatro meses de amistad, pero su conexión era tan fuerte que casi de inmediato se habían hecho confidentes. Siempre estaban riendo, comiendo, haciendo tareas y demás cosas, juntos.
Entre las muchas cosas que se contaban, un día Carolina le había dicho a Pablo que no creía en que las mujeres estuvieran obligadas a llegar vírgenes al matrimonio, que eso era muy machista y ella prefería experimentar. Él por su parte estaba de acuerdo con la forma de pensar de su amiga, aunque en el fondo su comentario le había hecho sentir un poco avergonzado por no haber tenido aún su primer encuentro con ninguna de las novias que había tenido.
Desde esa ocasión, Pablo había intentado desviar sus pensamientos a otros temas de relevancia, pero en el fondo había estado formulando aquella propuesta que se haría presente esa misma tarde...
Carolina se veía un tanto sorprendida de que su mejor amigo le estuviera pidiendo tal cosa, no sabía si negarse o acceder.
¿Cómo iba a hacerlo con Pablo? No, eso no era saludable. Sin embargo, lo apreciaba y gustaba de él, aunque no demostraba muy fácilmente esos sentimientos.
Pablo no sabía de dónde había sacado ese atrevimiento, pero ya no se podía retractar, o mejor dicho, no quería. Siempre había sido tímido y esta vez había roto con esa barrera.
*
La kermesse seguía con tal alegría que hasta se contagiaba, todos estaban ocupados divirtiéndose, tanto que ni siquiera se percataron que dentro de uno de los pequeños salones de idiomas estaba un par de amigos indecisos.
Al fin dijo "sí". Entonces él la tomó entre sus brazos, la estrujó como agradeciéndole y al mismo tiempo diciéndole que la quería. Ella sólo cerró los ojos y aceptó aquél beso temeroso.
Dejaron fluir aquella agradable sensación que se producían el uno al otro, olvidándose del mundo y de que cada uno tenía un espacio propio. Aquella era la primera vez que el mundo parecía tener menor importancia y aquél encuentro lo era todo.
Y el instante pareció haberse quedado congelado. Ahora eran más que mejores amigos.
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